A
tu boca, cielo mío, yo le rezo todos los días
hincado,
sentado o acostado, le pido milagros:
que
nunca me falte tu palabra
que
tu lengua no se marchite
que
el aire nunca te huya
que
el beso jamás termine.
Cuando
te veo dormida, florecita de campo,
el
valor se hace insomnio y te recito
los
miedos que me atormentan
los
deseos que desaparecen
las
utopías segregadas
los
sueños de mi ayer.
A
tu sexo, húmedo y tibio, yo le ruego en la noche,
le
beso sediento cual naufrago citadino
lo
acaricio sin vergüenza
lo
veo directo y me despejo
lo
pienso entre nubes sin complejo
me
rindo desnudo ante él.
Te
leo en los rincones de este lóbrego cuarto
no
hay reflexión, hay añoranzas
de
evitar un futuro violento
de
mirar tu cuerpo en la mañana
de
acariciar tu espalda curva
de
crear el amor todos los días.
¡Todos
los putos días!
Excelente creo que se ha perdido mucho leer y apreciar los sentimientos plasmados en estas letras que te hacen conectar el corazón y alma.
ResponderEliminarEres todo un pro, amigo mío.
ResponderEliminarGracias a todos!
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