viernes, 21 de septiembre de 2018

La idea



Aquí sigue, la tengo presente, vive en mí
aunque yo ya fenecí en ella, laxo mi cuerpo
se encuentra en la parsimoniosa nada
donde habitan las luces idílicas del paraíso.
Resulta, déjenme contarles, que yo me fui
porque quise, porque la voluntad me dio
la forma de quitarme esta ligereza de encima,
y digo ligereza, porque no fue pesadez
sino esta nueva forma soluble en la que se vive
en la que se existe, en la que se transcurre.
Ya nada es serio, porque eso pesa y lo que pesa
representa un compromiso con el tiempo
que siempre es largo y tedioso y aburrido;
entonces le quitamos peso al tiempo
haciendo que todo sea rápido, acelerado, veloz,
todo se escurre y así es mejor, más fácil
utopía libertaria en una escafandra invisible.
Es mejor volar: «volemos aquí, volemos allá»,
que lindo es alzar el vuelo y dejar todo en el suelo:
problemas, pasado, dolores, recuerdos, amores.
¡Todos volemos!
Ese es el sueño milenario de este siglo,
erigir un homenaje al olvido fácil,
pero nunca olvidamos, esa es la verdad.
Somos papalotes: creemos estar volando
pero en realidad estamos anclados al suelo
y es que flotar nos permite ignorar,
entonces sonreímos, bailamos con el aire y
compartimos el cielo con otros papalotes.
Pero abajo, en la tierra gris y centrípeta
nos espera la existencia de una realidad
que tratamos de evitar, porque resulta dolorosa
y más cuando de florecer se trata,
porque ello, implica echar raíces (parafraseando
al autor cuyo nombre es el antónimo de Guerra),
convivir, crecer, madurar, aprender del otro,
es decir, el amor no necesita volar
necesita afrontar, responsabilizarse y no huir
tratar de arreglar sin caer en extremos nocivos
tratar de amar sin caer en mendicidades,
procurar amar desde, por y para la libertad del «otro».

Entonces, déjenme termino de contarles
he decidido irme por voluntad propia,
tal vez jalé un gatillo o me colgué de una soga,
deje abierto el gas o me trague cien pastillas,
no importa, me fui, esa es la idea y ahí estoy
me marché porque me resultó muy pesada
esta ligereza tan característica del siglo XXI.