En el desorden
Cuando uno mira
atrás
medita su vida un
poco. Reflexiona.
Advierte un
profuso desorden en su vida.
El desorden reina.
Con aires de dictadura. Violento.
En la vida, en el cuarto, la escuela, el trabajo.
Morimos viviendo
rápido, lento; nos
destruimos con dulzura.
Lloramos mares de
sonrisas, reímos desiertos de lágrimas.
Amamos al azar de los índices.
Odiamos en las botellas, los abrazos, la humildad.
Tememos en la luz que eyectan los faros de la
salvación.
El desorden vive
para ordenar
nuestros pasos,
decisiones, juicios, castigos.
Motivos y letras y
personas, llegan con un singular algoritmo.
A veces uno llega para despedirse.
Se inicia al revés, sexo-amor, cama-café, tú-yo.
Todo no sale mal, de repente algo bien sucede en el
desorden.
Bebemos copas
vacías.
Perdemos para
ganar, recibimos para perder.
Las esferas rotas
indican la navidad, la soledad es tú presencia.
La sombra es lo primero.
Más tienen los que menos deben tener.
Y el que tiene menos gasta más de lo que puede pagar.
El adiós es
bienvenida.
Se ama más cuando
menos se debe hacer.
Y siempre se ama
menos cuando más se debe amar.
Cama distendida/pesadilla revuelta.
El guisado primero, después el postre, al final la
sopa.
Estudiar al final, tarea al final, responsabilidad al
final. Vicio primero.
La luna se cierra al abrir el sol.
El día se acaba
cuando comienza y la flor se entumece.
Dormimos
corriendo. Vivimos soñando. Corriendo soñamos. Vivimos dormidos.
Pero así nos gusta ir
y venir, regresar,
huir, acabar,
comenzar y volver
a ir.
En desorden
la
vida siempre
siempre
es mejor,
en Des
Orden.
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