Aquí sigue, la tengo presente, vive
en mí
aunque yo ya fenecí en ella, laxo mi
cuerpo
se encuentra en la parsimoniosa nada
donde habitan las luces idílicas del
paraíso.
Resulta, déjenme contarles, que yo me
fui
porque quise, porque la voluntad me
dio
la forma de quitarme esta ligereza de
encima,
y digo ligereza, porque no fue
pesadez
sino esta nueva forma soluble en la
que se vive
en la que se existe, en la que se
transcurre.
Ya nada es serio, porque eso pesa y
lo que pesa
representa un compromiso con el
tiempo
que siempre es largo y tedioso y
aburrido;
entonces le quitamos peso al tiempo
haciendo que todo sea rápido,
acelerado, veloz,
todo se escurre y así es mejor, más
fácil
utopía libertaria en una escafandra
invisible.
Es mejor volar: «volemos aquí,
volemos allá»,
que lindo es alzar el vuelo y dejar
todo en el suelo:
problemas, pasado, dolores,
recuerdos, amores.
¡Todos volemos!
Ese es el sueño milenario de este
siglo,
erigir un homenaje al olvido fácil,
pero nunca olvidamos, esa es la verdad.
Somos papalotes: creemos estar
volando
pero en realidad estamos anclados al
suelo
y es que flotar nos permite ignorar,
entonces sonreímos, bailamos con el
aire y
compartimos el cielo con otros
papalotes.
Pero abajo, en la tierra gris y
centrípeta
nos espera la existencia de una
realidad
que tratamos de evitar, porque
resulta dolorosa
y más cuando de florecer se trata,
porque ello, implica echar raíces
(parafraseando
al autor cuyo nombre es el antónimo
de Guerra),
convivir, crecer, madurar, aprender
del otro,
es decir, el amor no necesita volar
necesita afrontar, responsabilizarse
y no huir
tratar de arreglar sin caer en
extremos nocivos
tratar de amar sin caer en
mendicidades,
procurar amar desde, por y para la
libertad del «otro».
Entonces, déjenme termino de
contarles
he decidido irme por voluntad propia,
tal vez jalé un gatillo o me colgué
de una soga,
deje abierto el gas o me trague cien
pastillas,
no importa, me fui, esa es la idea y
ahí estoy
me marché porque me resultó muy
pesada
esta ligereza tan característica del
siglo XXI.