Las victimas perecen y los corazones se pudren, los cabellos
se caen.
La bandera hondea, el grito y su eco a lo lejos suena ¡Oh
Patria eres ceniza!
Balas de rojo y bocas de hambre, manos de maíz y pasos de
guerra.
Gendarmes y escudos, cuerpos en el asfalto y seducción en
las palabras.
Tronos de oro y casas de madera ¡Patria me dueles!
Fronteras internas, proletariado ciego de nacimiento y
colonias de adobe y lamina.
Monarcas que emigran al norte; en el sureste, hojas de palma
como cobijas.
Soles nuevos, lunas viejas, días de siempre, ríos de
noviembre.
Montañas escondidas a la vista del buitre, metáforas del
azteca.
Mayas exiliados, cristianismo florece en los burdeles del
epicentro.
Ciudad desprotegida, pueblo resignado, morenos de canela
olvidados,
bolas de algodón para curarnos, fuego del imperio para
llorar con nuestros cantos.